Superando el perfeccionismo en el diseño

Muchos llevamos una medalla que pone: soy perfeccionista. Y la llevamos orgullosos, como si fuera un honor.

Durante las últimas semanas he estado pensando sobre esta forma de trabajar y cómo nos afecta. Y he llegado a la conclusión de que ser perfeccionista no suele ser buena idea.

Obviamente, sí espero que una cirujana sea perfeccionista. Pero cuando lo aplicamos al diseño, ser perfeccionista SIEMPRE, no siempre es la decisión correcta.

Te cuento por qué.

Diseño y perfeccionismo: ¿cuándo es un problema?

Si atendemos a la definición que nos da la Real Academia Española, perfeccionismo es:

Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.

En nuestra profesión, ser perfeccionista significa no querer lanzar el diseño de la izquierda, y esperar a que esté como el de la derecha:

Campos de formulario que, aunque son parecidos, unos "parecen perfectos" y otros no.
Sí, hay diferencias entre unos campos y otros… 😬

El perfeccionismo está estrechamente ligado al miedo. Al miedo a:

  • Presentar a otros compañeros de equipo un diseño que no esté “terminado del todo”, porque no vaya a ser que piensen que diseñas así de “mal” (síndrome del impostor al canto)
  • Expresar una opinión que tienes, pero sabes que no es “perfecta” porque no tienes todos los datos o el contexto suficiente

A su vez, ser demasiado perfeccionista suele provocar que:

  1. Se demore la entrega del proyecto, porque “nunca está terminado”
  2. Se reduzca tu productividad, porque estarás haciendo un uso ineficiente de tu tiempo: cuánto más inviertas en ese pequeño detalle, menos avanzarás en el global del proyecto.
  3. Estés más cerca del burn-out, porque nunca alcanzarás ese ideal que tienes en tu cabeza. Todo esto te añade presión y te dejará más exhausta.
  4. Perfeccionismo ≠ innovación. Es difícil innovar y probar ideas y soluciones nuevas si te empeñas en que sea perfecto. O experimentas y te ensucias las manos, o lo haces todo perfecto. No suele haber término medio.
Representación gráfica del círculo vicioso del perfeccionismo.
Los pasos son:
1. Definir objetivos poco realistas
2. No poder alcanzar los objetivos
3. Desanimarse y ser menos productivo
4. Criticarse y confiar menos en uno mismo
5. Obligarse a esforzarse más en la próxima ocasión
El círculo vicioso del perfeccionismo. ¿Quién no se ha quedado encallado aquí alguna vez?

El ejemplo de los campos de formulario que hay más arriba es solo un ejemplo de cómo optimizar un input puede hacer que dediques mucho más tiempo del necesario en un padding, mientras hay otras cosas más relevantes en las que trabajar.

Cómo trabajar el perfeccionismo

La clave está en que, en el entorno digital, nada está nunca terminado. Y, por lo tanto, nada va a ser nunca perfecto. Siempre habrá cambios, ya sea en el entorno o en la propia empresa, en las prioridades, en el comportamiento de tus usuarios o clientes, en lo que funcionaba antes y ahora no…

El miedo que te mencionaba unos párrafos más arriba hace que tengas menos oportunidades. Menos oportunidades de aprender, de poner a prueba el diseño y de recibir feedback (por esto van bien los ciclos cortos de feedback).

En realidad, irónicamente, el perfeccionismo te niega la oportunidad de ser mejor.

Estas últimas semanas he aprendido que la clave está en que el equipo sea capaz de diseñar, desarrollar y lanzar algo que sea mínimamente mejor que lo que ya hay e ir mejorándolo poco a poco.

Ojo, no te confundas. Good enough (suficientemente bueno) no significa que tengas que lanzar la primera propuesta que se te cruza por la mente. Significa encontrar el equilibrio entre el tiempo que le dedicas y el resultado que obtienes, que tiene que seguir los parámetros y requisitos del producto.

Apuntes finales

Creo que no hay que ser perfeccionista y sí creo en que hay que perseguir la excelencia. Parecen sinónimos, pero no lo son. Según la RAE, la excelencia es:

Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.

Y algo excelente:

Que sobresale por sus óptimas cualidades

Una cosa es buscar la solución perfecta (perfeccionismo) y otra muy diferente, buscar una solución óptima, un poco superior a lo que ya había (excelencia). El matiz es muy sutil, pero puede marcar la diferencia.

Creo que hay que tener atención al detalle y saber identificar cuando algo es suficientemente bueno, teniendo en cuenta las circunstancias del proyecto. Este equilibrio solo lo encuentras cuando ya llevas muchos años en la profesión, cuando sabes que mejorando X no implicará ninguna mejora y que es mejor invertir esos minutos en diseñar otro aspecto del proyecto.

Todo lo que he escrito hasta ahora puede resumirse en esta frase atribuida a Paul Arden:

Demasiadas personas pasan demasiado tiempo tratando de perfeccionar algo antes de hacerlo realmente. En lugar de esperar la perfección, avanza con lo que tengas y arréglalo a lo largo del camino.

Y ahora que has leído esto, lanza ya tu portfolio, deja de darle vueltas a ese icono que no es el ideal (¿o quizás sí lo es? 😬) y confórmate con esta primera versión de esa funcionalidad en la que estás trabajando. Y después, trabaja para ir optimizándolo poco a poco.

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