No paralices a tu usuario

Parálisis por análisis en el diseño de interfaces

Siempre he sido terrible escogiendo entre varias opciones: me paralizo evaluándolas todas y tratando de encajarlas con mis modelos mentales y preferencias.

Y esto suele provocar dos reacciones: la primera, que no escoja nada. Y la segunda, que no esté satisfecha con lo que he escogido.

A este patrón se le llama parálisis por análisis y lo sufres tanto tú como los usuarios para los que diseñas.

Entre lámparas y camisetas

Imagínate que quieres cambiar la lámpara de techo de tu comedor. En este momento pueden pasar dos cosas.

Por un lado, puede ser que tengas claro en qué tienda quieras comprarla. Por ejemplo, una de barrio cercana a tu casa, así podrás transportarla rápido a tu piso. Si esta es tu elección, escogerás entre las pocas que tengan en stock y estarás content@ con tu elección.

Y, por otro lado, es probable que consultes las webs de Ikea, Maison du Monde y Leroy Merlin y en paralelo consultes a familiares y amigos para conocer su opinión… a la vez que buscas en tableros de Pinterest qué puede quedar mejor en tu comedor.

Para que te hagas una idea, ahora mismo hay 343 modelos diferentes de lámparas en la web de Ikea 🤪

Parálisis por análisis al comprar una lámpara.

También harás fotos al espacio y hasta es posible que termines por hacer algún montaje con Photoshop. Tendrás tantísimas opciones para escoger que cualquier lámpara de techo que compres te dejará parcialmente satisfech@. ¿Era esa la mejor opción posible? ¿Seguro? ¿Y si hubiera comprado aquella con el detalle en madera? ¿O algo de estilo industrial?

Es posible que en la segunda situación la decisión se demore más, porque querrás contemplar y evaluar varias opciones.

Esta situación que te he puesto de ejemplo es algo que me pasó a principios de año: llevaba meses buscando «la lámpara ideal» y al final, en un arrebato nacido del agotamiento, cogí un día y compré la primera que encontré que encajaba con las características de mi comedor, estilo deseado y presupuesto.

Pero estas situaciones no se dan siempre. Si vas a comprar ropa, seguramente ya tienes definido qué estilo te gusta, qué quieres que tenga (o no) una camiseta o qué tela prefieres al escoger unos pantalones.

¿Cuál es la diferencia entre las camisetas y las lámparas? En el caso de la ropa tienes claramente delimitado qué quieres.

El patrón de la parálisis por análisis explica por qué a veces nos cuesta tanto empezar a hacer deporte (¿cuál es el mejor? ¿cuál me costará más?) o invertir el dinero (¿bitcoin? ¿fondos indexados? ¿una cuenta de ahorro en el banco?).

Estos últimos meses he aprendido un truco que me funciona: escojo lo primero que entra dentro de mis parámetros. Si no es exactamente eso lo que buscaba, lo aprenderé. Pero mejor así que no escoger jamás.

¿Y qué tiene que ver esto con diseño? Ah, pues más de lo que piensas.

Aplicado al diseño de producto digital

En muchas empresas —y en proyectos personales también, para qué negarlo— sufrimos de algo que llamo featuritis: poner una funcionalidad nueva tras otra.

Cuantas más añadas más fácil es que parte del equipo esté feliz, porque cada semana se está lanzando una versión nueva (aka, trabajando), pero también es fácil que añadas desconecto a tus usuarios.

Es importante que tengas claro cuál es el objetivo principal que éste espera cumplir en tu web o aplicación y no ahogarle en características y funcionalidades que seguramente no va a necesitar.

Si hablamos de estética y no solo de funcionalidades el «less is more» puede ser recomendable, pero eso nos puede llevar a una homogeneización excesiva, que puede acarrear otros problemas. Escribí más sobre ello en «Una reflexión sobre el minimalismo en diseño UI».

Parálisis por análisis en aplicaciones

En otros artículos te he hablado de Headspace, la aplicación que utilizo para meditar. De un tiempo a esta parte y especialmente debido a la pandemia han añadido muchísimas funcionalidades:

  • «Sleep», con decenas de meditaciones para dormir
  • «Move», con muchos ejercicios para realizar cada día, divididos en entrenadores, cardio, ejercicios rápidos, etc.
  • Multitud de cursos de meditación: mindful eating, política, estrés, ira, crecimiento, tristeza, estrés en el trabajo…
  • «Focus», con multitud de meditaciones orientadas a mejorar el foco con música, ejercicios, «soundscapes»…

Te dejo un vídeo para que te hagas una idea de a qué me refiero:

 

Y esta que verás a continuación se llama stoic.. Está enfocada a la meditación, pero también al estoicismo y a la escritura de un diario con evaluación tres veces al día: mañana, tarde y noche.

 

 

Como ves, no tienen absolutamente nada que ver. En mi caso, que solo quiero meditar, a partir de ahora me decantaré más por stoic.: me da tranquilidad porque sé que estoy haciendo el ejercicio que debo hacer en cada momento, sin pensar en los centenares que podría estar haciendo y que podrían hacerme sentir mejor.

Conclusión

Trata de ser más consciente de cuando te estás paralizando por análisis y cuando estás haciendo que pase lo mismo a los usuarios para los cuales diseñas.

Y tú, ¿tienes algún ejemplo al respecto? 🙂