La deuda de diseño es deuda de estrategia

Cuando hablamos de «deuda de diseño», casi siempre estamos describiendo los síntomas. Un botón que no encaja, o no tiene exactamente el mismo color que el que tiene a su derecha. El modal que no aparece cuando debe. El flujo que parece hecha por tres equipos distintos.
Pero la causa casi nunca es visual. Es estructural. Y más concreta de lo que parece: la deuda de diseño es deuda de estrategia. Solo que esta se ve… y se ve peor.
Qué entendemos por “deuda de diseño”
Podríamos definir la deuda de diseño como el resultado acumulado de decisiones que priorizan la velocidad, la urgencia o el parcheo, por encima de la claridad y la coherencia.
Lo que sigue son algunos ejemplos concretos que he experimentado durante los últimos años, y estoy bastante convencida de que te sonarán:
- Archivo de Figma con componentes duplicados que hacen lo mismo, pero de forma ligeramente distinta.
- Flujos que no responden a ningún modelo mental lógico y sin una secuencia lógica.
- Mensajes que no saben a quién hablan, con un tono incorrecto, o un lenguaje demasiado técnico.
- Elementos visuales reutilizados sin pensar en contexto.
A veces se genera por falta de tiempo, otras por falta de foco. Y en muchos casos, simplemente porque diseñar se vuelve reactivo: alguien ya decidió algo, y ahora hay que vestirlo. Y rápido.
El verdadero problema: producto sin dirección clara
Un producto puede parecer ambicioso, pero estar estratégicamente desorientado. Cuando pasa, el diseño no tiene de dónde agarrarse. Y una vez aprendes a detectarlo, lo ves en todas partes.
- Cambios constantes de foco: “Ahora vamos a por los desarrolladores”, “Ahora queremos ser más orientados a diseñadores”, «Ahora hay que añadir IA en todas partes»…
- Featureitis (añadir funcionalidades sin ton ni son) disfrazada de innovación.
- Onboardings que intentan ser simples, hablarle a todos, y que no convencen a nadie.
- Interfaces que evolucionan por acumulación, no por intención.
Cada una de estas decisiones (o «no-decisiones») genera fricción. Y el diseño, en lugar de avanzar, empieza a reparar. En lugar de construir una experiencia sólida, camina sobre un terreno inestable, en el que cada vez es más difícil diseñar, porque todo se complica.
Este meme, aunque está orientado al entorno de desarrollo, refleja muy bien esta sensación:

No es que sea feo. Es que es costoso.
Cuando la deuda de estrategia se traduce en deuda de diseño, aparecen tres tipos de costes invisibles. No se ven, pero afectan claramente el desempeño del equipo:
- Coste de mantenimiento. Cada nuevo cambio se vuelve más lento y difícil. Hay que invertir mucho tiempo en revisar las excepciones, las compatibilidades, y las dependencias invisibles. Lo que en un mundo ideal necesita una hora, ahora necesita un sprint.
- Coste de experiencia. El usuario percibe incoherencia, incluso si no sabe nombrarla. No confía. No fluye. Abandona. Si quieres profundizar en este concepto, también escribí sobre si el diseño afecta o no la usabilidad.
- Coste emocional. El equipo de diseño (y también el de desarrollo) empieza a sentir que solo apaga fuegos. Que nada se construye con criterio. Y esto lleva, inevitablemente, al burn-out. Invertir horas en corregir errores solo lleva a la frustración, porque nadie quiere trabajar 8 horas al día tratando de encontrar dónde hay un botón con el tono de azul incorrecto, o donde un flujo termina en un callejón sin salida. Simplemente, debería funcionar. Pero no lo hace, y no es culpa del diseño (únicamente).
Cómo detectar la deuda de diseño y la deuda de estrategia
Debo decir que la deuda de diseño no siempre es generada por una deuda estratégica. Hay ocasiones en las que el equipo de diseño está sencillamente desorganizado y carece de un buen sistema de diseño, una documentación compartida con el equipo, los componentes necesarios, una visión de equipo… la lista es muy larga.
Eso sí, hay ocasiones en las que, claramente, el resultado (una interfaz o flujos mal hechos) tienen origen en la estrategia.
Te dejo una lista útil para detectar los casos más comunes:
- Infinitas variantes de un mismo patrón → Falta de definición y de ownership
- Flujos inconexos, redundantes o duplicados → Falta de visión de conjunto
- Textos inconsistentes → No hay ni guías ni un tono definido
- Onboarding con cinco perfiles distintos → El producto no sabe a quién sirve (o sirve a todo el mundo)
- Repetición de rediseños en bucle → Se diseña sin resolver el fondo del problema
Qué podemos hacer desde diseño
Lo primero y más importante es creer que el diseño, como disciplina, es más que «ponerlo bonito» (la Design Ladder es muy útil para poder calibrar en qué situación estás actualmente).
En Automattic, afortunadamente, existe una buena cultura de diseño. Todavía nos falta estandarizar algunos procesos y dinámicas, pero el equipo de liderazgo de WordPress.com es consciente del peso que tiene diseño. Pero esto no sucede de la noche a la mañana: sucede a raiz de aportar constantemente ideas, y proponer soluciones. Y también sucede a raíz de ver que la deuda de diseño impacta directamente a las métricas (quién lo iba a decir 😏).
Lo que sigue es un listado de preguntar que siempre trato de hacer, tanto a mí misma como al equipo:
- ¿A qué necesidad responde esto? ¿Qué queremos conseguir?
- ¿Cómo sabemos si esto funcionará?
- ¿Por qué no funciona lo que ya existe?
- ¿Qué estamos dejando fuera, y por qué?
También es muy útil documentar y resolver los patrones rotos. Esto genera mucho desgaste, así que idealmente debería poder hacerse dentro de un marco de tiempo limitado para no agotar al equipo.
Existe el riesgo de pensar que un sistema de diseño sólido puede salvar toda la deuda técnica. Claramente ayuda, pero no puede salvar a un producto sin dirección.
Apuntes finales
No toda deuda es mala. Algunas se asumen con intención y se pagan luego. Pero cuando el diseño acumula deuda sin estrategia, lo que falla no es el botón: es la dirección.
Si sientes que tu equipo diseña sin rumbo, habla de esto. No hace falta tener todas las respuestas: basta con saber que algo no encaja, y señalarlo.
Empieza por lo que puedes ver. Documenta un patrón roto. Pregunta por qué se hizo así. Y también, comparte este artículo con quien sabes que también lo está intuyendo 😏
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