Falacia del costo hundido: qué es y cómo te afecta en diseño

Si alguna vez has continuado leyendo un libro que no te gustaba del todo solo porque ya lo habías empezado o has continuado con un proyecto solo por el tiempo invertido en él, ya conoces el sesgo del costo hundido.

Veamos cómo afecta este sesgo al usuario, a ti al diseñar y, por qué no, a la vida en general.

¡Vamos allá!

¿Qué es el sesgo del coste hundido?

Este sesgo parte de un estudio realizado por los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky en la década de los 70 (te dejo el paper original aquí). Demostraron que pérdida y ganancia no son equivalentes.

La idea de perder es más fuerte que la posibilidad de ganar. Por poner un ejemplo más concreto: el valor negativo que le darías a perder 10€ es mayor que el valor positivo que le darías a ganar estos mismos euros.

En relación a este sesgo, aparece el sesgo del costo hundido. En pocas palabras, el sesgo del coste hundido significa que una vez hemos invertido tiempo, recursos y/o dinero, continuaremos invirtiendo más.

Y sucede porque no queremos «tirar a la basura» la inversión que ya hemos hecho, aunque veamos que eso no va a ninguna parte. Es lo que nos hace continuar una serie o una película mala: no la vamos a dejar a medias, ¿verdad?

Estos sesgos -y otros muchos más- los describe Daniel Kahneman en «Piensa rápido, piensa despacio», libro que te recomiendo encarecidamente, no solo para tu trabajo en diseño, sino para la vida en general.

Pero… ¿cómo afecta todo esto al diseño?

El sesgo del coste hundido en los usuarios

Este sesgo es, quieras o no, parte de cómo un usuario (y tú mism@) interactúa con una página web o una aplicación, especialmente en los flujos de registro o pago.

La barra de progreso

En otro artículo te hablé de ello haciendo referencia a la Ley de Zeigarnik: generalmente recordamos mejor aquellas tareas que hemos dejado a medias que las que hemos finalizado.

Por ello es útil indicarle al usuario que el proceso que está haciendo en este momento no está del todo finalizado.

Para lo poco que falta, levántate y ve a buscar la tarjeta de crédito, ¿no? No dejarás esta compra a medias… 🙄

Las progress bar también nos hacen pensar en el sesgo del coste hundido: ya que he invertido en realizar parte de la tarea, la termino.

Suscripción a servicios

Esto podría explicar el éxito —para las empresas, claro— de los servicios de suscripción. Una vez empiezas y haces el pago mensual de forma recurrente, acabas por asumir continuar pagando aun sabiendo que no utilizas el servicio. Pero claro, llevas tanto tiempo… y quién sabe, quizás mañana lo necesitarás.

También por eso a veces el coste del pago mensual es inferior al registro inicial: el coste de mantener el pago cada mes, con todo lo que has invertido, es menor que el del registro inicial (aunque si lo piensas de forma racional, es evidente que no es así…).

Aquí aplica tanto suscripciones en Netflix o Spotify como el gimnasio.

Retención de usuarios

Duolingo es un buen ejemplo de esta práctica. Una vez has finalizado tu ejercicio diario, te muestra una pantalla en la que te propone un reto: ¿eres capaz de continuar practicando 7 días seguidos?

El reto es en sí mismo una inversión, porque te pide 50 gemas. Eso sí, si lo logras, te darán 100. Y a la vez es también un mecanismo para retener usuarios.

El sesgo del coste hundido en tu día a día

Cuando trabajamos en un diseño y ya hemos invertido mucho tiempo en él dándole varias vueltas, nos cuesta mucho admitir que quizás el enfoque no era el correcto y que nos hemos equivocado.

Nos empeñamos en continuar por ese camino, aún sabiendo que seguramente sería más eficiente empezar de cero con los nuevos inputs que continuar tratando de encajar un círculo dentro de un cuadrado.

Afortunadamente trabajar con metodologías ágiles ayuda a eliminar esta situación: trabajando en sprints cortos y en un proceso iterativo es más fácil ir modificando poco a poco un diseño que sabemos que no funciona.

La clave está en obtener feedback de forma frecuente y lo más pronto posible. De ahí que metodologías como Lean UX tengan tanto éxito 😉

Aunque siendo realistas, esto no sucede solo en diseño. Puede pasar literalmente en cualquier equipo de cualquier disciplina. Activa tu alarma mental cuando oigas frases del estilo:

«No podemos volver a rehacerlo, ya hemos invertido mucho aquí»

«Desarrollo ya ha empezado a trabajar en ello»

«Este proveedor/software no nos funciona como prometió, pero pagamos un año, así que continuaremos con él»

Apuntes finales

Como has visto, el sesgo del costo hundido no es un sesgo que te puedas tomar a la ligera. A menudo es el causante de que acabemos perdiendo más recursos, tiempo y/o dinero del que pierdes dejando de hacer algo.

He escrito otros artículos sobre Principios de UX, te los dejo aquí 😉

Y para finalizar, si te interesa conocer más sobre estos sesgos te recomiendo —otra vez, lo sé— el libro de Kahneman «Piensa rápido, piensa despacio».