Cuánto y cómo cobrar un diseño web o una app

Cuánto y cómo cobrar diseño - uiFromMars

Déjame preguntarte algo.

¿Tienes claro cómo y cuánto cobrar por tus diseños?

¿Quieres subir precios pero no tienes claro cómo hacerlo para no perder clientes?

Te explicaré cinco estrategias para poner precios que puedes utilizar, todas descritas paso a paso y con cifras.

Pero quiero empezar confesándote algo: por mi primera web cobré 50 euros.

Sí, no lo has leído mal. Y en su momento me pareció una fortuna: ¡alguien me pagaba por hacer algo que me gustaba!

Claro que tenía 15 años -y de eso ya hace un poco- y ahora sería hasta irrisorio… pero te cuento esto para que veas dónde empecé a cobrar en diseño.

Se suelen hacer públicas muchas cifras y todos pensamos siempre en los grandes diseñadores… pero todo el mundo ha empezado “pequeño”. Quiero que tengas esto claro.

Así que vayamos a por ello 🙂

Las 5 estrategias para saber cuánto cobrar por diseño

Estrategia 1. Precio por hora

Es prácticamente la estrategia con la que empieza todo el mundo.

Se trata sencillamente de valorar cuántas horas costará hacer un determinado trabajo (una página web, una aplicación, una landing page, etc.) y lo multiplicamos por el precio por hora.

Sí, precio/hora. El gran dilema: ¿30€/h? ¿20€/h? ¿100€/h?

Cuando todavía estudiaba diseño y hasta que no tuve 1-2 años de experiencia, cobré unos 15-25€/hora.

Al ganar experiencia y a diseñar los productos más rápido, el cálculo no me salía. Si una web la hacía en 7 horas -por poner un ejemplo- y cobraba 35€/h, me salía a 245€.

No tiene ni pies ni cabeza.

Empecé a desglosar los presupuestos en micro-tareas para ir añadiendo horas y poder multiplicar para obtener una cifra decente (tengo la mala manía de vivir bajo techo y comprar comida).

Como ves, no se aguanta por ningún lado, así que tuve que cambiar de estrategia.

Estrategia 2. Precio por proyecto

Cuando llegué a tener cierta experiencia y un portfolio más o menos decente, empecé a cobrar por proyecto.

Me senté un día y empecé a desglosar qué me parecía apropiado cobrar por una página web. La primera cifra con la que di fueron 600€, que luego fui subiendo a 900€, 1.500€…

Esta cantidad salió teniendo en cuenta mi experiencia, el mercado (no olvidemos que en España el diseño sigue siendo una profesión poco valorada en algunos sectores) y la época, hace alrededor de 8 años.

En la factura ya no podía poner precio/hora, porque como te he dicho antes, me quedaba un listado inmenso.

Así que desglosé en las 3-4 tareas principales (wireframes, prototipo y diseño, a veces con desarrollo) y establecí un precio para cada una de ellas.

Las dos estrategias que te he contado tienen un fallo inmenso: ¿qué pasa con los eternos cambios de cliente?

Por mucho que me esforzase en definir una buena toma de requisitos, siempre había cosas que cambiar.

Terminé por definir que en ese presupuesto entraban 3 cambios sobre la propuesta aprobada (3 cambios que no implicasen prácticamente empezar de cero o volver demasiado “hacia atrás”).

Fui utilizando esta estrategia hasta que se me juntaron dos temas:

  1. Un buen amigo me dijo que cobraba demasiado poco por el valor que realmente ofrecía. Me quedé dándole vueltas, pero no vi como aplicarlo así que lo pasé por alto.
  2. Al estudiar la carrera de Publicidad me di cuenta del valor de negocio que tienen los puntos de contacto con el cliente: una buen diseño puede incrementar el valor del carrito en una tienda de comercio electrónico, que el usuario esté viendo más páginas de una web (lo que incrementa pageviews y por lo tanto, ingresos por publicidad) y un largo etcétera.

Así que evolucioné a la tercera estrategia.

Estrategia 3: Precio en función del valor

Quizás ya te has dado cuenta, pero no es lo mismo diseñar una página web para la tienda de barrio o un familiar que una con las mismas páginas -y dificultad- para una franquicia u otro negocio más grande.

En el primer caso, los ingresos son más modestos y la capacidad de hacer crecer el negocio con la página o poder invertir mucho dinero en ella es limitada.

En el segundo caso, en cambio, se trata de un negocio que en principio tiene más flujo de caja, más ingresos y para el que una página web bien diseñada traducirá en más ventas o más franquiciados.

Así que establezco el precio en función del valor que tendrá ese diseño para el cliente.

Para poder decidir el precio en este caso, es vital conocer muy bien para quién diseñamos: cómo es la empresa, por qué necesitan cambiar esa página, las métricas actuales y las objetivo, su facturación anual (esto es más difícil), etc.

Además, les ofrezco tres opciones con la típica estrategia de tres precios, con el bueno, el feo y el malo (sí, como el western de 1966). En resumen, se trata de presentar lo siguiente:

  • Una primera opción que el cliente descarta sin pensárselo demasiado por ser demasiado «básica»
  • Una segunda opción que descarta por ser demasiado completa, ya que incluye características que considera que no va a usar
  • Y por último, la tercera opción. Por descarte, es la opción que se busca que se contrate. Es el punto intermedio donde tú te sientes más cómodo ofreciendo tus servicios.

Y ya por último, para utilizar esta estrategia, en el presupuesto suelo incluir:

  • Descripción breve del “problema” que tiene el cliente
  • Cómo resolverás este problema
  • Cómo se medirá si ha ido bien o no
  • Proceso de diseño: de qué fases consta el proyecto
  • Los 3 planes desglosados

Con esta estrategia fue más sencillo subir precios -o bajarlos, en función del cliente- y poder mejorar bastante lo que ingresaba.

Estrategia 4: Cobra una cuota mensual

Esta estrategia se puede combinar con otras: se puede reducir el precio a pagar de inicio, porque estará desglosado en un contrato de 6-12 meses en el que te comprometes a ir diseñando lo que necesiten.

Es decir: diseñas lo que necesitan y después trabajas con ellos cobrando una cifra mensual por hacer iteraciones o ir añadiendo contenido.

Quizás no te parece convincente, pero para el cliente está bastante bien: el desembolso inicial es inferior y el resto puede pagarlo “en cómodas cuotas”.

Estrategia 5: no siempre se trata de dinero

Ya sé que todos necesitamos dinero porque hay que poder comprar comida y estas cosas, pero déjame presentarte esta estrategia.

Posiblemente solo funcione en determinados casos, pero el pago también puede realizarse con porcentajes de acciones, a cambio de producto -si te interesa, claro está- u otros servicios que puedan ofrecerte como contrapartida.

Obviamente, primero cobrarás una parte, pero en lugar de complementarlo con un fee como la estrategia anterior, lo complementas con otro tipo de “extras”.

En mi caso, lo hice una vez con un despacho de abogados y no te creas, siempre va bien poder consultar cosas 😉

Tu turno: ¿cómo cobras tus proyectos?

¡Ahora quiero oír sobre ti!

¿Qué te han parecido estas estrategias? ¿Las utilizas o tienes otras?

Si te apetece, compártelas comentando el artículo un poco más abajo, así podemos crear un buen debate al respecto 🙂